A veces ni siquiera un vídeo es suficiente: nada como estar allí, ni siquiera haber estado. La danza de la brisa, cuando encuentra una pareja de baile a su altura, tiende al hipnotismo de las olas o al de la serpiente.
En esta nueva temporada de tu blog encuentro una sutileza desconocida, más cercana a la intensidad de la vivencia que a la perfección de la imagen. Y me gusta.
A veces ni siquiera un vídeo es suficiente: nada como estar allí, ni siquiera haber estado.
ResponderEliminarLa danza de la brisa, cuando encuentra una pareja de baile a su altura, tiende al hipnotismo de las olas o al de la serpiente.
En esta nueva temporada de tu blog encuentro una sutileza desconocida, más cercana a la intensidad de la vivencia que a la perfección de la imagen. Y me gusta.