sábado, 17 de febrero de 2018

Cuando Dejo que los Ojos Manden

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Yo lo consigo sin querer, de verdad lo digo.
Cojo la cámara, la enciendo, mido para ajustar el ISO que más me interese, el más bajo posible siempre. Antes he tenido que asegurarme que el modo está en 'prioridad a la apertura'.
Dejo, entonces, la cámara encendida en la mano o colgada y pongo todos mis sentidos bajo la total tutela de la infinita curiosidad de mis ojos .

 Son éllos los que van ordenando guardar instantes, rincones y personajes. El resto del cuerpo obedece.  No sé si me explico.
Así que todas mis fotos vienen del egoísmo de mis ojos, que disfrutan viendo, disfrutan guardando y lo siguen haciendo, aún más,  cada vez que vuelven a ver las imágenes en esta pantalla. 

Dependiendo de dónde me encuentre tardo más o menos minutos en notar que, poco a poco, me voy fundiendo con mi entorno. 

Me voy difuminando
para sentirme como la brisa 
y ser parte de todo.



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1 comentario:

  1. Esa experiencia es de las que enganchan, como una droga dura. Conseguirla a veces depende de la casualidad, del estado de ánimo, de las circunstancias más caprichosas, y principalmente de la luz, de nuestra luz.

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